Con el reinado de Carlos I de España se llevarán a cabo numerosas construcciones en la ciudad de Granada, dada la intención del monarca en convertir a la urbe en el modelo de ciudad del siglo XVI. Así la construcción de la catedral de Granada será coetánea a las de el palacio cristiano de la Alhambra, la Universidad y la chancillería.
Con la llegada de la política centralista de Felipe II y, especialmente, con la expulsión de los moriscos de 1609, la región perdió gran parte de su fuerza económica y quedó relegada frente a otros centros locales. Sin embargo, sí se continuó desarrollando proyectos artísticos de importancia. Es el caso de la reforma de la fachada principal emprendida por Alonso Cano (1601 – 1667) en 1664 en la que se introdujeron elementos barrocos.
La catedral de Granada es de planta rectangular debido a que sus cinco naves cubren por completo el crucero, que no llega a destacar sobre la planta. Las cinco naves están escalonadas en alturas, siendo mayor la central. En los pies de la catedral, se sitúan las dos torres, siendo la del lado izquierdo, llamada torre de san Miguel, un contrafuerte que sustituyó a la torre prevista en ese lado.
La capilla mayor está compuesta por una serie de columnas corintias sobre cuyo capitel se encuentra el entablamento y sobre éste, la bóveda, que alberga, al igual que los espacios inferiores sobre las columnas, una serie de ventanales con delicadas vidrieras.
El sagrario, elevado entre 1706 y 1759, sigue las proporciones clásicas del conjunto, manteniendo las columnas múltiples del crucero las formas del orden compuesto de Siloé.
Hay diferentes capillas, entre ellas: Capilla Virgen del Pilar, Nuestra Señora del Carmen, Nuestra Señora La Antigua, etc
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